Autlán

Autlan

EN EL VÉRTIGO de un torbellino de vueltas sobre el precipicio, camina la carretera que lleva hacia Autlán por el rumbo de la costa.

Todo hace pensar que Autlán quiso ponerse al resguardo, en medio de aquel nido de montañas inaccesibles. No es un pueblo que se entrega fácilmente; por donde quiera que se llegue, ha de causar sustos a quienes se aventuran por tan accidentado camino.

Al paso de la carretera se engarzan algunos pueblos hoy en rendimiento de variados cultivos… La Huerta, La Resolana, Purificación, y en aquel mar verde con diversidad de matices, el camino trazado en línea recta hacia el mar azul.

Sobre el asiento mismo del pueblo y su ubicación ofrece datos interesantes el Dr. Rubén Villaseñor Bordes:

«Los franciscanos llegaron en los albores de la Colonia, cuando el sitio donde está Autlán era un erial entre dos pueblecillos insignificantes y una ciudad de jacales; su habilidad de fundadores plantó convento e iglesia en la parte mejor, donde el aire refrescante y fuerte del mar, llega y atenúa los ardores del sol de un cielo sin nubes, y donde la lejanía de los arroyos aseguraba la sequedad del suelo, preventiva para las enfermedades. Los indígenas eran guerreros, gente de costumbres paganas, que se avaloran en obscenas estatuillas, algunas de ellas informan del traje que servía sólo de adorno, no para cubrir la desnudez y menos para suavizar los rigores del ambiente … «

Así es la visión más antigua que dibuja a esta población; luego vino el adelanto de una ciudad que ya en el siglo pasado ofrece el testimonio de un trazo urbanístico, de un adelanto económico y de una arquitectura a nivel de las ciudades más desarrolladas de Jalisco.

Puede verse de esta manera el edificio que llaman El Instituto, dedicado a la enseñanza escolar; un pórtico de elegante y bello trazo en cantera morada y una arquería igual en los cuatro corredores del patio.

También quedan casas como la de la señora Castañeda o como la que habitaron los dueños de La Resolana, que muestran una clara influencia andaluza.

De unos años para acá, luego que fue erigida aquí la Diócesis de Autlán, la construcción severa, piedra dura de castilla, de la nueva catedral y el Seminario.

En otros aspectos, tiene Autlán y ha tenido hombres de auténtica grandeza, como el de un pintor, Zárate, autor de un bello cuadro de la Virgen del Rosario que se muestra en el muro del que fuera templo parroquia!.

El nombre de Atanasio Monroy, que pintó con preciosismo y calidad de colorido el cuadro del Crucificado que está también en parte principal de la sacristía, con una Sagrada Familia y una Última Cena en la iglesia de Las Montañas. De reciente factura puede verse e identificar la presencia de personajes, en el conjunto de murales del Centro Escolar Chapultepec.

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Con su tesoro artístico, sus tradiciones, los impulsos de una economía sostenida por mucho tiempo en la producción minera, y ahora especialmente en la agricultura; todo eso, y su trazo urbanístico, en el entorno maravilloso de una cadena de montañas que en cerco infinito va a perderse en el horizonte. Dicen que del otro lado ya está rebulléndose el mar.

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