Totatiche

Totatiche

ANDAN LOS PREPARATIVOS en grande para celebrar el próximo abril 400 años de la fundación de Totatiche. Y como este pueblo ha echado raíces espirituales y afectivas en la región desde que su Seminario Auxiliar fue por mucho tiempo, la única institución cultural en aquella incomunicada región, tendrá en esta ocasión y en este recuerdo la presencia no sólo de totatichenses desparramados por todos lados, sino de quienes llevan en la memoria las imágenes de una infancia y una adolescencia vividas aquí.

Cuando los primeros misioneros hablaron de fundar un centro de adoctrinamiento, ya existía sin duda un núcleo humano, acaso un rosario de jacales y chozas de zacate, tiradas por los bordes del arroyo.

Un arroyo de aguas azules y unos riscos, piedra dura, filos hirientes; ese fue el escenario para este asiento indígena.

Allá por 1595, cuando el Capitán D. Miguel Caldera pacificaba y sometía a los pueblos comarcanos, empezaron a venir misioneros que desde la Frontera de San Luis de Colotlán, incursionaban, por los pueblos indígenas de Santiago Tlaltelolco, Santa María de los Ángeles, San Diego de Tlacosahua y San Francisco de Huejúcar.

En apuntes de D. Alfredo V ázquez del Mercado, que anduvo hurgando en archivos y testimonios de la comarca, se habla del P. Fray Juan Gómez que, enfilando desde Colotlán al sureste, vino a Santiago de Totatiche, Temastián del Espíritu Santo y San Lorenzo de Azqueltán.

Aparte de su significación en cuatro siglos de historia, tiene Totatiche otros títulos y merecimientos que le hacen destacar en la región.

Al hablar de su Seminario como un semillero de hombres, en preparación y cultura, en definiciones de servicio social y de vida cristiana y, por lo menos en un centenar de sacerdotes y un obispo, no puede dejar de mencionarse a San Cristóbal Magallanes, fundador de este Seminario y benefactor egregio del pueblo.

Tan altos los méritos del señor cura Magallanes, tan señalado su espíritu sacerdotal, tan fulgurante en su perfil del pastor que da la vida por sus ovejas, que en las declaraciones de Roma para la causa de beatificación de los veinticinco mártires mexicanos, se eligió como signatario de esta pléyade gloriosa, a San Cristóbal Magallanes.

Al lado de sus virtudes sacerdotales, se tiene que hacer cuenta de las obras sociales que realizó en Totatiche hasta convertir el pueblo, de un caserío pobre, oprimido entre dos laderas de piedra al cauce de un arroyo, en vergel florido, sembradíos, huertas y un canto de agua en acequias que bajaban por las calles, desde la presa de la Candelaria que él mismo construyó, y sobre los puentes, también obra suya, que enlazaron una a la otra las partes del poblado.

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Luego las escuelas, el orfanatorio, la orientación sobre cultivos agrícolas de acuerdo al tipo de suelos, clima y humedad. Y el puente sobre el río Cartagena que por cierto queda todavía como un documento de la acción de aquel párroco, apenas al tomar el crucero que parte de la carretera de Colotlán, rumbo a Totatiche… Totatiche de fiesta en su Cuarto Centenario, Totatiche de fiesta hoy en el Novenario de Nuestra Señora del Rosario su excelsa patrona.

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