Tamazula

YA DESATARON las cañas su rumor de mar, subieron vientos del bajo hasta las colinas que envuelven y desenvuelven rinconadas verdes. En una de estas se asienta Tamazula.

Cuando se sueltan los vientos, agitan los cañaverales y los mecen en un oleaje verde. Cada caña como una flauta; todas a la vez, cuando las agita el viento, cantan a Tamazula.

Allá esta arriba el recorte del Ingenio; su perfil de edificios en poderío económico y el flechazo negro de sus chimeneas que al dispararse al cielo manchan de negro su limpieza.

Luego los vecinos tienen que restañarse los párpados, quitarse el cochambre de la cara. Dicen que sufren la injuria del tizne. Debería decirse que aquí el dinero es negro, la prosperidad tiene las inclemencias del humo.

Tamazula nació a la historia el año de 1524. Dicen los cronistas que en octubre de ese año llegó D. Francisco Cortés de México, siguiendo el camino de su predecesor D. Alonso de Avalos. Los indios del lugarejo se quedaron extasiados: cuánto ruido, que extraña ropa, qué alharaca la de aquellos hombres y qué curiosas sus barbas hueras.

Y dicen también que la expedición traía un estandarte blanco que ondeaba arriba de los cascos chispeados de sol; era un estandarte con adornos carmesí y al centro una imagen de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, con lo cual se señalaba desde allá la vocación marianista de este pueblo.

Aquella imagen contrapondría la maldición del dios Huehuetéotl que con erupciones volcánicas había castigado a los indios por perversos. Cuando se le apaciguó el coraje, hizo caer una lluvia de muchos días que ahogó a los malos, y los que sobrevivieron, fueron a refugiarse a un monte.

Pasado un tiempo, bajaron a la planicie, pero no pudieron habitarla porque una plaga de sapos cubría todo el suelo; así, llamaron al lugar «Tlamozolan», que quiere decir, Lugar de sapos.

Luego vinieron los misioneros. Tamazula perteneció en lo espiritual al convento de Zapotlán, hasta el año de 1536, en que el P. Fr. Juan de Padilla fundó el convento de San Juan Bautista de Tuxpan, y Tamazula pasó a ser visita de este convento.

Por 1546 hubo en toda Nueva España una horrible peste de sarampión en que murieron miles de indios; esto movió a un religioso, Fr. Juan de San Miguel a fundar hospitales para atender a los indios.

Cuando en 1561 vino como religioso de pie Fr. Juan de Santamaría, construyó aquí el hospital de la Limpia Concepción de María y colocó en su capilla una venerada imagen de aquellas que hacían los tarascos, poniéndole por nombre Nuestra Señora del Sagrario, en recuerdo de una devoción con este título que existe en Toledo, de donde al parecer provenía el religioso.

Ahí está ya Tamazula. La presencia de María le viene desde los albores de su historia. Ella, como símbolo, corazón de corazones de este pueblo y toda la región. Y luego, una extensión de cañaverales que ondean de verde en verano y dejan, al tiempo de la zafra, el olor agridulce del melado, febricitante actividad en el Ingenio, y una nube negra que llueve dinero… a una con el tizne.