Tapalpa

Tapalpa

AQUEL CENDAL DE NUBES, a medida que subía el sol, se iba descorriendo y dejando limpia y verde la fronda del pinar. Eran nubes que por la noche estuvieron escondiéndose y jugando en la arboleda, hasta que el día las ahuyentó.

A los rayos del sol, temblaba la barbilla de los pinos en chispas de luz. La humedad de la mañana, el beso de las nubes y luego el beso del sol, estremecía la arboleda en fulgores alucinantes.

Y la fragancia. Olor de resina, brisa de los pinares, savia de la naturaleza, ambrosía turbadora. A eso huele la vida.

Hay que subir la escalinata majestuosa. Divisar a lo lejos el altivo picacho y saber y decir: allá está Tapalpa. Hemos de alcanzar aquella cumbre.

Antes de Sayula, se dispara el crucero a mano de persignar como flecha tirada a la montaña. Subir aquella terraza y luego a la que sigue. Entre tanto, se abren lejanías, se descubren horizontes infinitos, hasta llegar a las antenas; desde ahí, en parejo, sigue un hilo tendido hasta Tapalpa.

La población se acomoda trabajosamente entre los riscos, todavía cubiertos de pinos. Los tejados en sube y baja, según los desniveles del terreno y según el trazo de las calles que se doblan aquí, se alzan allá, se tuercen de un lado a otro, dejando un ancón, allá una plazuela y una curiosa fuente; y arriba el dibujo majestuoso de la nueva iglesia, o de la primera, vestida de un sayal herrumbroso de siglos.

Tapalpa significa: Lugar situado en lo alto; así, porque sus fundadores quisieron darse el gozo de la altura entre un revuelo de nubes y con la embriaguez olorosa del bosque.

Tapalpa-1

Tapalpa-2

El cacicazgo primitivo de Tlalcpacpan tuvo bajo su jurisdicción otro pequeño poblado de indios denominado Xonacatlan; ambos pertenecientes al tlatoanazgo de Tzaollan.

La conquista de Tapalpa y Juanacatlán se hizo en 1521 por don Alonso de Ávalos. «Poco después de su conquista», entre los años de 1531 y 1532 llegaron los misioneros, Fray Martín de Jesús o de la Coruña y Fray Juan de Padilla.

Aquellos pueblos en lo alto de la sierra, las jornadas de los franciscanos por la empinada cuesta, hizo que a todos estos pueblos se les conociera como «Los altos». Dice el cronista Ornelas que los llamaron así «por el sitio elevado en que se conservan».

En el año de 1690, los naturales levantaron una iglesia a San Antonio de Padua y los misioneros establecieron convento y cabecera de doctrina, desde donde dieron atención espiritual a los pobladores de Juanacatlán.

Tapalpa guarda tesoros. Así, la imagen de Nuestra Señora de la Defensa, obsequio que el Arzobispo de Puebla don Juan Palafox y Mendoza hiciera a los habitantes de Juanacatlán. Venerada esculturita que pasea sus favores y recibe la alabanza de estos pueblos, entre cantos, danzas, flores, lazos de tejocotes, sonar de chirimías y vendimias de antojitos regionales.

Con todo ello, los vestigios de su grandeza y su poderío cuando funcionó allí la fábrica de papel, o cuando Ferrería de Tula destacó en la Nueva Galicia por su alta producción de ferruginosos; y hoy sus atractivos turísticos que atraen a miles de visitantes: Las Piedrotas, El Salto del Nogal, Los Espinos y el pueblo mismo con sus acentos característicos de pueblo serrano, su clima, sus duraznos chapeteados, dulces y olorosos, sus productos lácteos iY sus gentes!

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