Cocula

Cocula

EN TODO MÉXICO Y más allá, se habla de Cocula, aún sin conocer esta risueña población vestida de blanco en medio de la verde vegetación de la llanada y de las colinas donde se asienta. Dijo la canción jalisciense: «De Cocula es el mariachi… «; con eso se debe entender que esa música tan nuestra, tuvo aquí raíces en hondura que viene más allá de la presencia de los españoles.

En efecto, se ha hecho notar cómo todos los pueblos sureños de Jalisco tienen inclinación y gusto, pasión y emoción en la música que expresan o expresaron desde muy antiguo en rudimentarios instrumentos, en versos y sonetillos construidos con delicada ternura.

De los viejos años de Cocula dicen los historiadores que los primeros grupos de población, desprendidos del Reino de Tonalá, anduvieron buscando el mejor lugar para establecerse; y entre los titubeos geográficos mencionan varias designaciones e interpretaciones del nombre original.

Hay quienes dicen que esto se llamo Cocollan o Coculan; luego, se dan interpretaciones tan diversas como las que lo entienden como: Lugar que produce palmas de coco; o como: Lugar de querella o de ondulaciones; o bien, como: Lugar que se mueve en lo alto, y hasta: Lugar del dios muy viejo.

En aquella lejanía del tiempo, explican que un día se asomó por ahí don Alonso de Ávalos, esto fue por 1521, y apalabrándose con el gobernador del cacicazgo coculense, el indio Citlalli, le dijo que era preciso que se le sometieran para su protección y mejor desarrollo.

Por el mismo tiempo empezó a predicar a los coculenses ya convertidos a la fe cristiana, Fr. Martín de Jesús o de la Coruña, con escaso fruto, dicen. Fue hasta la fundación del Convento de la Asunción de Zapotlán el Grande, 1532, cuando los naturales recibieron mejor atención evangélica.

Según el P. Mariano Torres, OFM, fue Fr. Miguel de Bolonia quien sentó las raíces de Cocula en su actual sitio y consiguió que los indios bajaran de las colinas donde se habían asentado. Y que en honor del santo de su nombre, dedicó la fundación a San Miguel Arcángel.

Que los coculenses recibieron y conservaron el patronazgo del Príncipe de los Ejércitos Celestiales, se puede ver, sentir y admirar en las tradicionales Madrugadas de San Miguel. Cuando el pueblo en pleno acompaña la imagen patronal, de una a la siguiente de las cuatro capillas que corresponde a sus cuatro barrios.

Una fragancia de zempazúchiles en la humedad tempranera de septiembre, atronar de cohetes, música de mariachis, el claror rojizo de miles de velas encendidas en la penumbra del amanecer, dan cuenta de esta devoción que se vive en Cocula, hermoso pueblo situado a la vera de la carretera que va a Autlán y Barra de Navidad, apenas pasando los famosos manantiales de aguas calientes.

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