Santa María de los Ángeles

Santa Ma de los Angeles

POR EL HILO NEGRO de la carretera a Colotlán, unos cuantos kilómetros adelante, sombrea su historia de siglos entre naranjeros, el pueblo de Santa María de los Ángeles.

El primitivo nombre de este pueblo, perteneciente al tactonazgo de Colotlán, fue «Chichimeco» pero luego, cuando asomaron aquí los conquistadores, junto con el misionero franciscano, le nombraron San Andrés del Desembocadero, sin duda porque les pareció como portón de salida, agujero de escape o de riesgo frente al mundo bárbaro que se extendía más allá.

Luego vino un día al lugar, don Pedro Dávalos de Montiel, conquistador de la región, vio el puñadito de casas, una pobrísima capilla de zacate y dijo: no, esto es muy pobre y muy pagano; y les regaló la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, pidiéndoles que por nombre dieran al pueblo esta advocación.

Dicen que la imagen fue traída de Michoacán, ya que tiene la misma hechura y estilo de las imágenes que se hicieron en los talleres de Pátzcuaro, con cañejotes y hojas de maíz.

Al hacerse la traza del pueblo y delinear las calles de acuerdo a las Leyes de Indias y Reales Provisiones, debería separarse amplio solar para una iglesia, un hospital y cuartos diferentes para las cofradías y habitaciones para los misioneros.

El año de 1572 quedó terminada la hermosa Capilla del Hospital: su arquitectura es de un claro estilo franciscano.

A estos tiempos, han desaparecido las construcciones que se rodeaban de la Capilla, como el hospital para atender a indígenas y dar alojo a caminantes; las que se utilizaron para las cofradías de la Inmaculada Concepción, de las Benditas Ánimas y para la Asociación de la Campana del Santo Juicio, así como las habitaciones de los franciscanos que estaban donde actualmente se encuentra la llamada «casa de las madres’:

Entre los pajonales hoy erizados de espinas, se levantan los muros de la vieja Capilla, todavía su pórtico de exquisitas labraduras, como esperando la mano piadosa de gentes de la comarca que pudieran rehabilitar aquel cansancio y aquel temblor que los siglos han dejado en tan histórica y preciosa construcción.

Haciendo escuadra con la Capilla, en gallarda construcción de piedra dura, como fortaleza contra el tiempo, se levanta la parroquia cuya construcción inició el cura titular de la Parroquia de San Luis Obispo de Colotlán, el año de 1735.

A lo largo de 37 años se estuvo trabajando en tan majestuosa fábrica de bloques enormes traídos al paso lento de muchas yuntas, levantadas y unidas con argamasa fortalecida con sangre de toro; así, hasta el 5 de febrero ­próximo el cumpleaños- de 1772, en que el señor presbítero y bachiller don Miguel Gómez celebró la primera misa en esta iglesia.

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Sus contrafuertes en desafío a los siglos o al asedio de pueblos salvajes que podían atacar el pueblo; sus muros pesados y solemnes y su inconclusa torre, dan testimonio de otro tiempo, de otras gentes… y de un mismo sol esplendoroso, un mismo cielo claro y el bullicio igual de los pájaros en las huertas que ahogan en verde y en fragancias, el pueblo de Santa María de los Ángeles.

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