La Barca

La Barca

SÍ, AHÍ DONDE DOBLA tantito el río; ahí está bien. Un tronco de sabino en el otro lado y de éste, con la pura peña firme; con eso hay. Andaban aquellos hombres buscando la manera de dar paso a través del caudaloso río en sus rugidos de furia. ¿Cómo vencer aquel obstáculo?

Pensaron por eso en una canoa de tablones gruesos, con un cable de ixtle bien retorcido, del tronco al peñasco, para pasar a los viajeros.

Dicen de esta manera que «la Barca fue fundada, según mandato de la Real Audiencia de Nueva Galicia a Don Simón Jorge de Verapaz, el día 4 de mayo del año 1553, bajo el nombre de Santa Mónica de la Barca y en un punto del río Lerma donde antes se había ordenado el establecimiento de una canoa o barca.

Es decir, este pueblo jalisciense en un principio fue solamente una jornada a la vera del camino de las barcas, ruta que unía a la naciente Guadalajara con la capital del Reino de Nueva España pasando por Zamora y Valladolid».

Los párrafos citados pertenecen al Lic. D. José Luis Razo Zaragoza, barquense ilustre que conoce como el que más, los tiquis miquis de la historia de Jalisco y desde luego, de su región y de su pueblo. Sabe y dice pormenores de aquellos tiempos.

Por ejemplo, señala una característica singular de La Barca, «única ciudad jalisciense en que al hacer su traza, muy en cuenta se tuvo lo mandado por su Majestad en la Ordenanza para Nuevas Poblaciones, pues no hay otra villa, ciudad o pueblo en Jalisco que presente como ella, su Plaza Principal, circuida completamente de portalería».

El traza de la ciudad en el tiempo y en la geografía, las hermosas leyendas que componen su pasado con personajes tan pintorescos y controvertidos como don Francisco Velarde; todo eso y el perfil de sus edificios principales, la figura gallarda de su templo parroquial con su torre de rojas canteras que son como la llama de amor guadalupano, el neoclásico palacete de «La Moreña», que guarda testimonios pictóricos de alta valía, hacen de La Barca, uno de los pueblos más importantes y caracterizados de Jalisco.

Acerca de «La Moreña» y la serie de usos y abusos que ha tenido hasta convertirla ahora en Museo de Antropología e Historia, el Lic. Raza Zaragoza, ha recalcado que las estampas que ornan sus corredores «son indudablemente las mejores pinturas murales de la pasada centuria… y ya que ningún tratado del arte en México consigna el nombre de su autor, Gerardo Suárez corresponde a la conciencia intelectual del siglo XX, al consagrarlo, del mismo modo que lo ha hecho con los de José María Estrada y Hermenegildo Bustos’:

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No es éste un municipio rico; por lo menos eso dicen sus moradores; y sin embargo, hay fuentes económicas que dan a La Barca seguridad y sitio entre los municipios de mayores recursos.

Pasa el río Lerma y va dejando a su paso extensiones de exuberante verdor, plantíos de alfalfa, de trigo, de cebada, de milo, de hortalizas y huertas de frutales. Se refresca el aire, se goza la vista en el ribazo verdecido y en el canto de vida y abundancia que deja el río por su camino.

Así es esta «barca» bendita que se ampara en Santa Mónica y da a Jalisco el prestigio de su cultura y el ejemplo de una dedicación y un esfuerzo a las tareas que han hecho tan grande como el nombre de Jalisco, el nombre de esta noble, colonial ciudad que florece como un lirio en las márgenes del río.

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